sábado, 28 de enero de 2012

DOCTOR JUAN BAUTISTA SÀEZ CARRILLO. CARACHE 1875




DOCTOR JUAN BAUTISTA SÀEZ CARRILLO

Dr. Pedro Emilio Carrillo    
Médicos Trujillano   1974:
El curso de Ciencias Médicas que comenzando en la Universidad Central en Octubre de 1.892, finalizó en Noviembre de 1.897, incluía cuatro estudiantes Trujillanos; dos de Carache: Juan Bautista Sáez Carrillo y Julio Segundos Álvarez; uno de Trujillo: Rafael Carrillo Heredia y uno de Escuque: Buenaventura García. Todos ellos se destacaron como excelentes alumnos, estuvieron presentes en el concurso para internado llevado a cabo por primera vez durante los estudios universitarios de Ciencias Médicas en nuestro país el 7 de Agosto de 1.895, saliendo airosos de la prueba y calificando por tanto entre los primeros internos del Hospital Vargas.
Sáez Carrillo y Álvarez García cultivaron desde sus días de estudiante una amistad; ambos iniciaron su primer año de carrera en el colegio Nacional de primera Categoría del Estado Lara bajo la dirección de los doctores Julio Irigoyen, Simón Wohnsildler  y J.M. torrealba, luego se transladaron a Caracas al comenzar el según año y allí terminaron sus estudios a fines de 1.897.
Juan Bautista Sáez Carrillo nació en Carache el 10 de septiembre de 1.875, del matrimonio de Don Asunción Sáez y Doña Carlota Carrillo. Hizo sus estudios de bachillerato en la ciudad de Coro, en el Colegio “San Francisco” bajo la dirección del Dr. M.E. Urosa, graduándose de Bachiller en el mismo Instituto el 11 de Julio de 1.892.
Se distinguió durante sus estudios de medicina en la Universidad Central, hasta merecer el exaltado elogio de su maestro Luis razetti: “Sáez Carrillo hace siempre más de lo posible”.
El 2 de Noviembre de 1.897 recibió el título de Bachiller en medicina y el 4 del mismo mes le fue otorgado el grado de Doctor en Ciencias médicas por el Rector Rafael Villavicencio.
Una vez terminado sus estudios regresó a Carache a ejercer su profesión en donde montó y regentó una farmacia como era usanza de la época.

Grupo de primeros internos por concurso del Hospital Vargas, entre ellos Juan Bautista Sáez Carrillo, Julio Segundo Álvarez, Buenaventura García y Rafael Carrillo Heredia.

Fue un apasionado lector. Sentía poderosa inclinación por el arte del buen decir. Cuando aún estudiaba medicina publicó un sentido escrito que dedicó a su amigo y condiscípulo el entonces bachiller Julio Segundo Álvarez titulado “Visto desde lejos” en que exaltaban el embrujo del panorama de su tierra nativa, el sosegado discurrir de sus días, el apacible acontecer de sus gentes, la bondad del clima, añoraba los momentos felices de su vida aldeana, sus correrías por los campos preñados de olorosos duraznos, membrillos y fragantes manzanas y prometía regresar a servir a sus coterráneos y luchar por adelanto de la querida Patria chica. Sus inquietudes literarias lo llevaron a fundar una hoja:                                     
“El estimulo” que circuló por poco tiempo en Carache. Formó parte del cuerpo de redacción del periódico “El Iris” que dirigía y sostuvo por largos años aquel gran civilizador que fue Don Fernando Segnini Lupi. Bellas páginas suyas engalanaron sus columnas, sobresale entre ellas por la inspiración y lo elevado del estilo la que tituló “19 de Abril de 10810” publicada el día centenario de la magna fecha.
Lo seducía con fuerza la política. Fue amigo íntimo del indomable General Rafael Montilla Petaquero, luchando a su lado en más de una ocasión; su valor temerario, sus increíbles hazañas, sus desconcertantes acciones guerreras, ejercieron sobre él avasallante atracción. Al final de éstas líneas biografías reproducimos la carta publicada en la entrega Nª 60 de “El Iris”, el primero de Junio de 1.909, dirigida a Don Fernando Segnini, agradeciendo y aceptando su designación de redactor del periódico, pues en ella pone el desnudo la conmoción que en su espíritu produjo el horrible asesinato de quien él consideraba  encarnación de la bravura y del coraje de la causa liberal abrazada con tanto entusiasmo, convencido de que constituía la vía redentora de la Patria maltratada.
En Febrero de 1.901 había concurrido como representante por el Distrito Carache a la constituyente Regional que se reunió en Valera. Colaboró políticamente en forma amplia con el Dr. Victorino Márquez Bustillos, quien lo tuvo en gran estima.
Casó con María Sáez, hija de Don Juan Sáez y sobrina del Dr. Nemesio Sáez. No hubo hijos del matrimonio.
Murió prematuramente el 12 de Junio de 1.911, cuando se abría ante su vida las más halagüeñas y prometedoras perspectivas tanto políticas como profesionales.
Señor Don                                                                           Carache, 1ª de Junio de 1.909
Fernando Segnini                                

Director de “El Iris”
Chegendè.
Mí querido amigo:
La nobleza de Ud. Ha llegado a encadenar mi voluntad hasta el extremo de arrancarme de lo íntimo de mi vida privada donde, después de la larga lucha, que me dejó cansado, como el marino azotado por la tempestad, arrié mis velas destrozadas; y solo; con el recuerdo de mis azares y de mis derrotas, pensé seguir por el mundo olvidado de todos y abrazados nomás a mis gratos deberes de familia.
Pero Ud. Fundó “El Iris” hace dos años y ha logrado mantenerlo firme y sin mancilla allá en las cumbres de la dignidad y del honor; y en ese bienio, mi amigo, con otros por cierto muy raros y honorables del País constituyeron una excepción que fue, dicho sea, la salvaguardia del honor de La Prensa Nacional.
Por eso ha encadenado Ud. Mi voluntad, hasta el extremo de hacerme aparecer, viviendo yo en Carache vida anónima, al frente de la redacción de su periódico; y llega su amabilidad a conceptuarme en un alto grado de cultura intelectual que estoy muy lejos de poseer y de alcanzar y más de agradecerla lo bastante a Ud.
                La nobleza de Ud. No es la nobleza aparente y vulgar que imponen los rituales mandamientos; no es la nobleza del que da el mendrugo por temor a Dios, ni del que hace el servicio por contemporizar con quien lo solicita, vamos por cobardía, como frecuentemente se ve en la vida práctica.
                Su nobleza máxima, es la excelsa nobleza de los inspirados, de los apóstoles, de las ideas benefactoras, de aquellos que hacen el bien sin esperar remuneración. Pensar que Ud. Ha sostenido su periódico durante dos largos años, con todos los inconvenientes a propósito del medio en que vive, los cuales por si solo son suficientes para quebrantar la voluntad mejor templada; penar que Ud. Ha sostenido “El Iris” manteniendo a raya la adulación y el servilismo ricos filones de los áulicos, de los especuladores de oficio y de los tránsfugas de todos los tiempos es cuestión que lo coloca a Ud. Muy por encima de los periodistas vulgares, que lo lleva a la cima del Apostolado, que lo hace benemérito del aplauso y de la admiración.
                Y, aunque yo entré en el solaz recogimiento de la vida privada, sin preocuparme por nada no por nadie, desde el día nefando en el que el heroico, trafalmeja Montilla cayó vencido por la muerte desde el día en que dejó de sentirse el poderoso aleteo de las rebeldías de aquel hombre extraordinario, rebeldías que gustaba yo a su lado como político y guerrero, no quiero       dejar de acompañarlo a Ud., como me exige en las arduas faenas del periodismo independiente, menos hoy, cuando la hermosa ilusión de reformas rehabilitadoras palpita en el alma de los hombres prominentes del país, cuando halagan las promesas, que a Dios pluge hacer por ciertas, de poner todo en su puesto, cuando Ud. Cree que la prensa de dilatará por toda la extensión de sus radiosos y amplios y bellos horizontes. Empero: piense Ud. Que mí nombre, humilde è ignorado en el resto del país, no le dará el mérito que Ud. En sus paternales deseos, busca para “El Iris” y mis escritos, rudos a veces sobre todo cuando se trata de golpear en las puertas del que manda en demanda de justicia, pueden acarrearle dificultades de un orden superior a aquella que Ud. Hasta el día ha vencido briosamente.
                Piense Ud. Que, honradamente, yo tributo el aplauso hasta a mis enemigos cuando lo merecen; pero que, a pesar de todo, no manejo bien el estilo laudatorio. De modo que Ud., y al tanto de mis pocas y raras aptitudes, sabrá, con la discreción de que Ud. Ha hecho siempre gala, confiarme aquellos trabajos que sean más cónsonos con mis ideas y con mi carácter para que vayamos directamente al éxito, el cual, hoy como compañero, desea, más que nunca, para Ud. Y para “El Iris”.
                                                De Ud. Su affmo. Amigo
                                                        J.B. SAEZ CARRILLO.


Investigación: Dr. Pedro Emilio Carrillo
Fuentes Consultada por Carrillo: Cronista de Carache José Juan Rodríguez
Valera 1973 Publicación: Médicos Trujillanos Valera 1974
Compilación :Lic Cesar Pernalete & Carlos E Rodríguez Arrieche 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario